sábado, 16 de noviembre de 2013

Una nota de ANALIA MARCHESANO en la revista La Granada 

Vestidas de cielo. El trabajo de las brujas.
Si te digo que alguien es bruja, no te vas a imaginar una investigadora, una mujer laboratorio, una mujer de conocimiento, una sabedora de los poderes de las plantas, del cielo, de los poderes de las mujeres. Y una bruja es eso, una bruja es una investigadora y una mujer de conocimiento, es alguien que investiga los misterios. Pero nos pasó por encima La Inquisición, y sus hogueras y sus torturas y su terror nos hicieron mella. Y la palabra “bruja” quedó marcada, relegada a los cuentos de Walt Disney donde es mala y devora niños, relegada a la burla, a la sospecha de chanta, de engañosa, peligrosa, mentirosa. Myriam Wigutov durante mucho tiempo ha practicado el oficio de bruja y  se ha nombrado a sí misma de esta manera como una forma de resistencia activa, y como una forma de rescatar la memoria de todas esas mujeres que murieron, por mujeres, y por brujas, en manos del poder clerical.
La sombra y los comienzos
Unas semanas antes de viajar a Santiago de Chile, al Primer encuentro de medicina intercultural y pueblos originarios, donde fue invitada como mujer medicina, Myriam Wigutov me recibió en su casa, una casa que queda al fondo de un pasillo, en Chacarita, a unas cuadras del cementerio.
Charlar con una bruja puede ser una experiencia oceánica, la conversación puede convertirse en un navegar por un mundo que parece infinito; y además te hace pensar que la vida puede ser mágica. Esta historia que les voy a contar no empieza por el comienzo, empieza por adentrarse en la sombra, por ir vestidas de cielo:

-          Myriam, en la última charla que tuvimos me dijiste algo hermoso- le digo, mientras tomamos mates en una especie de patio interno de la casa que hace las veces de living o comedor – me dijiste que una bruja es alguien que se interna en la sombra para volver con una luz en la mano o en la conciencia, ¿de qué hay que estar armada para adentrarse en la sombra?-
-  Hace un tiempo fuimos con un grupo de mujeres al Delta a hacer las cosas que hacen las brujas, a brujear. Las brujas, cuando nos juntamos en la naturaleza, solemos decir en los corros que tenemos que ir vestidas de cielo, lo cual significa estar completamente desnudas. De noche, en el bosque, desnudas. Así se entra en la sombra. El bosque y la noche como la sombra, y el círculo de brujas como una misma; el círculo que representa muchas cosas, entre ellas a una misma y al cosmos, que expresa que tanto lo que hay fuera y dentro del círculo son una y la misma cosa. Estar desnudas quiere decir estar desnudas de cuerpo, presentando la intención con desnudez, y así una se adentra en su propia sombra, en su propio bosque. Entonces, para ir a buscar la sombra, una va desnuda, sin nada que ocultar, con la intención clara, presentando la intención ante una misma, ante la propia conciencia, sumergiéndose en eso que uno no sabe, con las mejores intenciones, con la intención de vengo a buscar lo que no sé. Vestida de cielo que además explica muchas cosas, porque vestida de cielo es con los dioses a favor.
Myriam Wigutov tiene 53 años, un pelo lacio y largo y hermoso y una voz fuerte, amistosa y clara; hija de una familia de médicos, fue la única de la familia que no se dedicó a la medicina, pero sí a sanar. Desde chica, cuenta, tuvo interés por la política y la espiritualidad, promediando su adolescencia y juventud se adentró larga y profundamente en el budismo zen. En su otra vida, Miriam, fue teatrista y docente de técnicas corporales, en el teatro hizo de todo, fue directora, actriz, coreógrafa, asistente de producción, electricista, cantante, bailarina. Su vida como bruja empieza cuando comienza a finalizar su vida como teatrista.
-          Como a los más de 30, cerca de los 40, o a los 30, tuve lo que se llama vulgarmente una crisis profesional pero que en realidad era una crisis espiritual. Dejó de interesarme el arte, en el teatro estaba realmente en lo que creíamos que era  la cresta de la ola, y me empecé a aburrir, empecé a sentir que mi espíritu se estaba mudando hacia algo que no sabía que era. Me empecé a sentir que no sabía quién era, que me estaba pasando, insistía, pero no, iba como secándome por dentro, y mis intereses tenían cada vez más que ver con esto que es el mundo de lo oculto, de lo mistérico, y de lo femenino. Me interesaba muchísimo pasarme horas meditando y escuchando, o teniendo visiones, o recibiendo información que desconocía, y escuchando. Tratando de sensibilizarme, y esto era algo muy poco reconocido, no es que tuve una maestra que me dijo, me pasaba de entrar en estados de conciencia expandida, por suerte tenía el yoga ya que me daba como una suerte de contención y cierta legalidad, o refugio, para no volverme tan loca. Igualmente no te vayas a creer que esto fue ordenado, fue completamente anárquico, complejo y convulsivo. Y después empezaron a caer personas, grupos de personas, que me hablaban de la diosa, de la sangre femenina, libros. Te estoy hablando de hace casi 20 años atrás, los grupos de mujeres y el ciclo menstrual no estaba en boga como ahora, que está instalado, eso quiere decir que hemos hecho bien el trabajo.

En medio de esta crisis, todos sus saberes artísticos se desconfiguraron y reconfiguraron en función de un nuevo interés, las mujeres y lo oculto; llegaron a ella libros, como los de Marija Gimbutas, que revoluciona la arqueología, y habla de pueblos que tenían como deidad a una Diosa. O libros como los de Riane Eisler, El caliz y la espada, que tomando a Gimbutas, habla de pueblos del neolítico, pacíficos y solidarios, donde no había dominación del hombre sobre la mujer, sino relaciones de solidaridad y cooperación.  Feminismo y ocultismo se unen en la historia de Miriam; quedarse horas meditando, teniendo visiones, viviendo estados de conciencia expandida, leyendo a Gimbutas, investigando, encontrándose con personas que le brindan información.  Y corroborando, en la experiencia práctica, que realmente era una bruja:
-          Me encontraba con situaciones en donde tenía que utilizar ese conocimiento, y la situación terminaba certificando que efectivamente era una bruja, situaciones desde simples, como por ejemplo tener una premonición, compartirla con alguien y que se produzca, y que el otro ya no socarronamente te diga: “che sos bruja en serio”, sino corroborándolo; o sea que esto de ser bruja no es un delirio, sino que es algo que es misterioso, que no es conocido por la razón. Hasta situaciones mucho más complejas: encontrándome sanando lugares, espacios, personas, relaciones, de un modo sorprendente, de un modo que no puedo dar cuenta de cómo lo hice, que pareció ser que no lo hice yo, que pasaba a través de mí una corriente que si yo me ofertaba, podía desplazar mi ego de alguna manera, esa corriente producía algo que se parecía a una reparación, donde había ignorancia había conocimiento, donde había dolor de pronto había alivio, pasaba esto.

-          ¿Y cómo fue que empezaste a trabajar de bruja?

-          Fui llamada.

En las épocas del teatro, un alumno entra en crisis, Miriam sospecha que es una crisis espiritual pero no dice nada. Un día llega ese chico a su casa, le dice:  “Yo creo que vos sos la única persona que me entendió, necesito que me ayudes”. Y ese fue su primer consultante. Miriam no se acuerda si le cobró o no. Luego, eso chico trae a otros, y esos otros a otros.

-          ¿Hacés difusión de tu trabajo, volanteás? – le pregunto mientras se levanta a poner la pava para otro  mate. Se ríe.

-          No, de ninguna manera, la gente llega, la mejor difusión en el trabajo.-  Y me cuenta una historia.
Una mujer, que fue a buscar un libro a una librería, ve el libro y se pone a llorar. La librera, sin decirle nada, la abraza, y le da el número de teléfono de Myriam.
-          Y así miles. - Remata.  

Myriam no se llama bruja a sí misma de manera inocente, lo hizo durante mucho tiempo como una forma de resistencia activa, rescatando la memoria de esas mujeres de la antigüedad que sabían del poder de las hierbas, que sanaban a los enfermos, que atendían los partos, que conocían los ciclos de la tierra, que sabían de matemática, de anatomía, sabias e investigadoras que fueron torturadas, quemadas en hogueras. Miriam se llama a sí misma bruja reivindicando a esas mujeres, a esa palabra, y defendiendo la honorabilidad y necesidad de ese oficio para la comunidad. Cuando hablamos del momento en que  decidió cobrar por su trabajo, me dice que siempre tuvo conciencia de que su tiempo valía, pero además:
-          Usar la palabra bruja no era sólo una resistencia activa desde lo ideológico y nada más, sino que también tenía que tener un correlato material. La medicina de la mujer y el aporte de la mitad de la humanidad a la humanidad, tiene que ser reconocido y mensurable económicamente. Por qué es más reconocida un arma, por qué vale tanto un arma, que un taller que enseña, o una sesión, una clase que te conecta con el espíritu. Yo considero que el mundo está lastimado por la carencia de habitar en el espíritu y en lo no material de las cosas. Si yo encontré el oficio de hacer el puente, por qué no cobrarlo.
Pero también dice que si una consultante, de las que siempre termina haciéndose amiga, no tiene dinero para pagarle, no va a dejar de asistirla.
-          ¿Pero qué es ser bruja?- le pregunto, cuando vuelve con el mate.
-          ¿Qué es ser una bruja en el 2013? Lo que suelo responder es que es una mujer que está iniciada en los poderes de la energía femenina en sí misma y en todo lo que existe, una mujer conocedora de las energías femeninas, una mujer capaz de utilizarlas,  una mujer con ética, una ocultista, una mujer que conoce el misterio, o que por lo menos investiga el misterio de lo femenino, que valoriza el sagrado ciclo de la tierra, de los cielos, de luna, de la vida, y de las sangres de las mujeres, y que trata de instalar en la conciencia social que lo femenino y lo oculto, que están bastante asociado, no son nada negativo, sino que están negativizados desde el Estado, desde la Sociedad Estado en la que vivimos desde hace muchos milenios, en donde lo femenino es vivido como amenazante y contaminante. Entonces bruja es aquella mujer que utiliza tecnologías ancestrales femeninas, como las mancias, o simplemente la plática, la conversación, la palabra, el yoga de la palabra, para estar en estado de laboratorio, de elaboración, sin dar terminado el  proceso, de que el conocimiento es una búsqueda permanente. Es la que puede aliviar algún dolor, algunos de los dolores físico, emocional, energético, y del alma, sumergiéndose en la sombra, lo suficientemente profundo, sin temor, y volver con luz en la mano, o con luz en la conciencia.
-          ¿Cualquier mujer puede ser bruja?
-           Todas las mujeres por naturaleza tenemos útero, y no todas están interesadas en conocer los misterios de la sangre femenina y de habitar y de manejar estas energías. Es como tener buena voz, pero no todo el mundo quiere ser cantante. Las mujeres tenemos esta condición, esta capacidad, de ver en lo invisible, generalmente casi todas somos acusadas de ver la quinta pata al gato o el misterio en el huevo, porque tenemos esta habilidad de ver en el misterio, en lo insondable, de viajar entre mundos, y lo que media entre la casualidad de tener una precognición, una premonición, un sueño o una visión azarosa y adoptar el oficio de la bruja es el entrenamiento, lo mismo que en un músico.

La sangre femenina. Lo femenino como sagrado

La menstruación tiene muy mala prensa. Vergüenza, problema mensual, asco, dolor de ovarios, millones de pastillas y laboratorios facturando para paliar los dolores menstruales. Eso y más es lo que provoca nuestra menstruación en nosotras y en la sociedad. La menstruación está vista como un problema que tenemos las mujeres, incluso se ha inventado la pastilla para eliminarla.
Miriam, y otras mujeres también, trabajan para revertir esta situación, para devolverle a las mujeres su relación con su ciclo menstrual, una relación saludable y de empoderamiento al vivir de otra manera la sangre femenina. Miriam dice que este es el tema más grande que conoció en su vida, y enseña a vivir el ciclo menstrual como un misterio a descubrir y no como un problema a resolver. Un misterio donde tal vez se encuentre alojado mucho de nosotras mismas que a veces queda en la sombra. Miriam me cuenta que muchos pueblos de los que fueron aniquilados y conquistados, en todas las latitudes del planeta, la ceremonia de la llegada de la menarquía, o primera luna, o entre nosotros, menstruación, era la más importante de la comunidad.
-          Entonces que pasaba, la niña era tomada por una madrina, instruida un año antes de la llegada de su luna, la instruye en que le va a llegar un sangrado, en lo que esto significa desde todos los puntos, biológico, emocional, energético, filosófico, espiritual, mitológico. Y esa niña comienza a tener un conocimiento de su poder, habilitada comunitariamente como una ciudadana que tiene igual o más rango que cualquier varón guerrero o adulto o adulta. Y a su vez se le traslada de ser dependiente de su madre, se le da el conocimiento de los grandes ciclos de los cielos, de la tierra, y del espíritu, entonces pasa de la madre biológica a la madre universal. Esta niña tiene voz y voto en la comunidad. Adquiere un rango como de adulta, ya puede decidir, puede elegir pareja, porque ya puede tener hijos. Esto significa que esta joven mujer recibe la instrucción de que atravesar el portal de la menarquía le otorga un poder del cual ella es responsable. Y tres son los poderes, poder de engendrar, poder sexual, de vivir el gozo, dar gozo y compartir el gozo, el poder espiritual de ese gozo, de elevarse espiritualmente a través de la sexualidad, que es muy importante, y poder sacerdotal, capacidad visionaria. Nosotras, en el mundo patriarcal, no sólo no recibimos toda esta información, sino que además recibimos todos los palos de la otra mitad de la humanidad, en donde somos objetos de todo tipo de agresión. Entonces por qué es importante que hoy en día las mujeres recibamos  esa información y comprendamos que nuestro ciclo menstrual y los portales iniciáticos femeninos son importantes, es porque recibiremos el conocimiento y haremos contacto con nuestro propio poder. Poder que está aniquilado.
Durante el embarazo de su hijo Ulises, Miriam creó, o en palabras de ella, canalizó, La Rueda Púrpura. Un taller grupal y vivencial donde las mujeres recibíamos instrucción, durante todo un día de trabajo, sobre las diferentes ginergías, o energías femeninas, que se ponen en acción durante las etapas del ciclo menstrual. La virgen, la madre, la anciana, la oscura: la etapa preovulatoria, la ovulatoria, la premenstrual y la etapa menstrual. Luego de esta etapa grupal decidió empezar a trabajar en sesiones individuales, una a una.
Miriam enseña que las etapas del ciclo menstrual son cíclicas como el cielo y la tierra, día y noche; invierno, primavera, verano y otoño; enseña que estamos educadas para vivirnos lineales como las fábricas de pollo o como la tierra sojizada, pero que nuestra naturaleza es cíclica, y que el momento de la oscura, o momento menstrual es el del recogimiento, la quietud, el silencio. Un momento donde gozamos de un estado de conciencia ampliada. Lo que enseña es un mapa, después, cada mujer, con ese mapa, hace lo que quiere, o lo que puede. Me cuenta historia:
-          Recuerdo una mujer que llegó con muchos intentos de suicidios, y que todos eran cuando estaba sangrando. Cuando recibió la instrucción de La Rueda Púrpura, entendió la rabia profunda que le provocaba ser mujer. Infertilidades, muchas mujeres que no pueden embarazarse, y que con el solo hecho de aprender a seguir su diario menstrual lunar, todo se organiza. Digo, pero la gran mayoría tiene que ver con la ignorancia. Es muy poco lo que enseño.
Los mundos invisibles
¿Cómo es la casa de una bruja? En la casa de Myriam hay pocos elementos que indiquen lo que ella es, pero los hay. Por ejemplo, un gran caldero con aspecto de haber sido muy usado apoyado en el piso del living. Cuando le pregunto por él me cuenta su historia: se lo envió hace años un corro de brujas de Irlanda a las que Miriam no conoce, diciéndole, “no preguntes nada”.
-          ¿Y lo usás le pregunto? – mientras miramos el caldero.
-          Claro!
Y me cuenta, que el caldero se usa para ceremonias, y que todos los objetos mágicos, que son las herramientas de las brujas, simbolizan o pertenecen a alguno de los cuatro elementos, agua, tierra, fuego y aire.
-          ¿A qué elemento pertenece el caldero?- Me pregunta, haciéndome sentir una aprendiz de bruja
-          Agua -  atino. Y le pego.
-          Los objetos mágicos de las brujas están muy banalizados, como el trabajo de las brujas- le digo
-          Muy banalizados- afirma, y trae una bola de cuarzo. – Andá a trabajar con esto- dice señalándola- y vas a ver qué banal qué es.
-          ¿Cómo se usa?
-          Bueno…tiene una pilita acá abajo….
Después de reírnos un rato y hablar de las películas que pasa la bola mágica con pilas, Miriam me cuenta que esa bola de cuarzo, como todos las herramientas mágicas, tiene una función simbólica y otra de uso, para decirlo de alguna manera, se usa para entrar en estados de conciencia contemplativa y visualizar. Ninguno de estos elementos fue comprado, todos llegaron a ella de alguna manera mágica, como el caldero. Según Miriam, estos elementos deben ser logrados, no comprados. Porque cada uno de ellos tiene que ver con el trabajo de la bruja con alguno de los elementos, y con los espíritus de esos elementos. En el mundo de las brujas, el universo está vivo, hay espíritus en la tierra, en el aire, en el agua, y los hay en el fuego, éstos últimos son los que requieren más entrenamiento para trabajar con ellos.
Le pregunto por su trabajo en las sesiones, qué es lo que ella hace en el trabajo de las sesiones:
-          No tengo ni idea-  me responde, y cita a otra bruja- Vicky Noble una vez dijo algo interesante, es una maestra y amiga, y colega muy importante. Ella dijo algo así: “somos como un pararrayos que trata de captar algo que es como el rayo”. La verdad, es que ahora que lo estamos pensando, el budismo zen me enseño a no darle crédito a mis pensamientos, a que mis pensamientos no son lo importante, a correrme, entonces aparece otra sustancia, difícil de nombrar, llamémoslo el ser, que tiene otra forma de moverse, y otro espacio, que también trabaja a través de la mente, de otro modo. Ahí está la intuición, la percepción, la visión, sin la carga y el peso de los mandatos, prejuicios, que pesan sobre la jaula mental de lo que llamaríamos el ego, la personalidad. 
Myriam insiste mucho en la importancia del lugar de “no saber” de la bruja, la postura de acercarse al misterio sin saber, armada de técnicas y saberes, pero sin saber, preguntando. Y también en el aspecto pragmático de la bruja, “una bruja es una mujer pragmática” dice, porque no sabe y va probando, va investigando. Si esto no funciona, prueba otra cosa.
Miriam habla, es muy generosa con su saber y su experiencia, hace dos horas que estamos charlando y ambas estamos encantadas.
-          Tengo unas últimas preguntas- le digo
-          ¡¿Ya las últimas?!- me contesta con ganas de prolongar la charla. Así que yo, encantada también, prosigo con la entrevista.
-          ¿Cuáles son las cosas que más disfrutás de tu oficio?
-          Uh, a ver, ¿qué serían para vos cosas?
-          Las cosas que sentís, las que ves, las palabras que escuchás, las palabras que decís…..los vínculos que se construyen.
-          Todo eso que decís es maravilloso, me produce un gozo, una felicidad enorme. Me produce mucha felicidad cuando la mujer que es consultante siente felicidad, y llega a esos lugares de comprensión, algunas lo viven así como una explosión, una explosión de fuegos artificiales, y es muy amplio y muy grande; y otras es más con cuenta gotas, y otras directamente están cerradas y no lo experimentan, cuando eso pasa, cuando no lo experimentan, yo sí igual lo experimento, experimento eso que me produce placer, pero puedo ver cuando se cierran, hay veces que eso me da mucha frustración, o me daba mucha frustración, cuando era más joven, cuando creía que las cosas dependían más de mí, y ahora me doy cuenta que las cosas no dependen tanto de mí, que dependen de infinidad de factores que no soy yo. Entonces te diría que hay mucho de juego, de creatividad, de improvisación, hay mucho de arte, de artesanía, casi como un estado lúdico, entonces es disfrutable todo el tiempo. Incluso cuando aparecen llantos, lágrimas, dolor, por ejemplo, cuando estoy trabajando cuando una mujer que ha padecido violaciones sexuales durante mucho tiempo, es tocar un territorio de dolor…enorme. Y aún así hay un gozo liberador en estar metiendo la mano ahí, metiendo el espíritu ahí. La mujer que ingresa con una carga pesada y dolorosa se va alivianada, y eso ya es…una felicidad.
Meter las manos en el dolor, entrar a la sombra, tener visiones, navegar entre los múltiples mundos invisibles con los que convivimos, tener estados de conciencia expandida, por esos lugares anda nuestra conversación cuando le pregunto por qué, si las experiencias de tener visiones, o premoniciones son tan humanas, y quizás más frecuentes de lo que creemos, están tan negadas.
                 - Pienso que hay un discurso oficial, que es el de los que detentan el poder económico y   político, del Estado, de difusión, el poder de las ideas, y todo lo que no sea funcional a ese poder, bueno, no está del todo aceptado. A ver, por ejemplo, el fenómeno mediúmnico o precognitivo, si vos vas a un médico y le comentas, mi hijo no llora o llora todas las noches, le van a hacer todo tipo de exámenes, todo tipo de cosas, jamás se les va a ocurrir que ven algún tipo de energía, que escuchan algún tipo de voz que los asusta y les da miedo, en cambio si vos lo llevas a una curandera, o a una machi, va a instalarse en la casa, va a percibir, va a mirar donde mira el nene, como duerme, como cambia la respiración, va a tratar de conocer la historia de la familia, y posiblemente descubra que esta personita está viendo realidades, cosa que le pasa a los chicos, que los adultos dejamos de ver para poder adaptarnos a la tercera dimensión y no morir en el intento. Entonces, a que conclusión podemos arribar, que cada cultura condiciona el modo en que es usado el cerebro y hace una selección sensorial, educa o adoctrina en lo que se debe percibir y en lo que no.
            - Y de qué manera pensás vos que no sería funcional a esta cultura, poder percibir los mundos invisibles sabiendo de que se trata. Que disrupción provocaría.
Y, sería otro mundo. Imaginemos que le pasaría al señor que viene a podar el árbol de enfrente, la cuadrilla de la municipalidad de Buenos Aires de Macri, si supiera que ese árbol tiene espíritu, y habla, y siente. Creo que tendrían un conflicto, se angustiarían, llorarían, les pasarían un montón de cosas. Ese trabajo sería diferente, sería más ceremonial, habría una charla con el señor árbol, que se parece bastante lo que hacen los pueblos originarios hoy día cuando van a tomar de una planta una hijita, hacen una ofrenda, se sientan, conversan, tienen un vinculo con la naturaleza de esa planta, o con la naturaleza del río, o del animal que van a matar. No matan masivamente, el tema de la relación es el punto, la relación con. Entonces yo me imagino que sería un mundo muchísimo más escuchado, y más presente, lo visible sería más visible, lo inaudible sería más audible. Hay un mito o leyenda que dice que todos los reinos, el reino animal, vegetal, mineral, y todos los elementos: aire, fuego, aire, tierra, en una edad de la humanidad muy pretérita vivían en la tierra, que los humanos éramos una de las razas que habitaba el planeta, que los arboles caminaban, que las piedras hablaban, las hadas, los duendes, los elfos (todo esto en términos europeos, acá tienen otros nombres), y que existían las razas de los gigantes andaban entre nosotros (que todo eso quedo relegado al mundo de los cuentitos infantiles). Y lo que dice la leyenda es que cuando el ser humano se convirtió en el depredador y en el conquistador, 5000 o 6000 años antes de nuestra era, todos esos seres decidieron hacerse invisibles para que no fueran depredados, conquistados, arrasados. Me gustaría creer que es verdad. Yo he subido montañas muchas veces, y me ha parecido estar en compañía de muchos seres.
El agua del mate ya está tibia, y nosotras satisfechas y cansadas de nuestra larga charla. Nos despedimos con un abrazo y me vuelvo a mi casa pensando que yo no sé realmente si los árboles hablan, que sí creo que tienen espíritu, y que además quiero creer que sí, que quiero creer que hablan y que tienen espíritu porque estoy segura de que sería un mundo mucho más bello si todos creyéramos que es así. A nuestro mundo le hace falta, pide a gritos, un poco de magia real, de creer realmente que los gnomos son los espíritus de la tierra que pueden enseñarnos cosas sobre ella, que hay hadas que son los espíritus del aire, que convivimos quizás con otros mundos invisibles que están a disposición de nuestra percepción si le damos crédito. Pienso también que ser bruja y ser una mujer con ganas de descubrir sus propios poderes de mujer van de la mano. Y que este mundo mejoraría un montón si les diéramos un lugar honorable a las brujas, a las mujeres sabias, a las que se adentran, vestidas de cielo, en el misterio, a las que te enseñan a relacionarte con tu propio misterio y con la magia de la vida. No creo que esa magia sea patrimonio de los pueblos originarios, ni de algunos elegidos o elegidas con dones, creo que es patrimonio de la humanidad, y que es una dimensión nuestra que podemos recuperar.
















viernes, 26 de abril de 2013



REVISTA DIGITAL PRODUCTOS KARMA
- Es una suerte, y un honor, tener la oportunidad de que nos concedas una entrevista exclusiva para el Magazine digital de la Librería Karma poco antes de tu visita terapéutica a España. Nos consta la calidad y profundidad de tu trabajo así como la necesidad de muchas mujeres de afrontar lo que son desde una perspectiva nueva y antigua a la vez. ¿Dónde nació tu trabajo con la mujer?

En tiempos muy remotos, en muchos lugares del planeta y al mismo tiempo…La tradición de Iniciaciones Femeninas, De Círculos Femeninos Iniciáticos, Consejos de Ancianas Sabias, es ancestral y la podemos encontrar en casi todos los Pueblos Originarios, Aborígenes del planeta y la Historia , incluso en los Colegios de Mujeres Griegos (pre Helénicos )…Los Misterios de Eleusis

Antes de la era de las religiones dominantes,  el imaginario religioso de casi toda la humanidad estaba habitado por una Deidad Femenina: La Gran Diosa o Diosa Madre. Contenía, tanto las energías femeninas, cómo las  masculinas y en un todo cíclico y complementario... La Diosa se celebra en el ciclo  vital de cada ser, humano o no, de todas y todos... de las cosas y las relaciones, en cada ciclo anual, lunar, menstrual, y en cada ciclo de la naturaleza, del cielo, del Universo... MYRIAM WIGUTOV Nace en Buenos Aires en 1960.
Comenzó su carrera como Docente de Técnicas Corporales y actriz, desarrollándose como maestra de actores y directora de teatro durante veintidós años.

A los 38 años, en 1998, queda embarazada, y concibe a Ulises, su primer hijo, al mismo tiempo que LA RUEDA PÚRPURA.
Sus intereses giraron hacia el mundo sutil de los Misterios del espíritu femenino.
Desde entonces se dedica a la enseñanza e investigación del Yoga, a dictar talleres de conocimiento femenino, a su trabajo como Sacerdotisa de la Diosa y a escribir los libros de LA RUEDA PURPURA. LA RUEDA PÚRPURA
Por Emma In y  Myriam Wigutov
Por una de las sincronicidades maravillosas que se dan en el Camino, y dentro de las propias instalaciones de KARMA, hemos tenido la oportunidad de establecer las correlaciones necesarias para descubrir una poderosa herramienta de sanación. Tomar contacto con la naturaleza profunda de la mujer, e integrarla con el saber ancestral que le es propio, es la principal facultad de Myriam Wigutov una maestra argentina que en breve visitará España. Sus herramientas y bagaje le permiten hacer un trabajo intelectual, físico y emocional de primer nivel, pero el ámbito espiritual toma de su mano una extraordinaria dimensión. En el imaginario religioso de la mayoría de las culturas originarias del planeta, la energía femenina es representada como origen,  equivalente y complementaria  de la energía masculina: antes del Dios  era LA  DIOSA …Puedo clasificar a las culturas en dos: las que incluyen a la Deidad femenina o las que la dominan, subyugan, excluyen, inferiorizan, invisibilizan.

En el caso de estas últimas es una pauta social típica de sistemas culturales en los que está decretada la superioridad masculina y la inferioridad femenina, en las que es necesario reprimir y controlar la sexualidad (y la reproducción) femenina y es  calificada cómo impura y amenazante. Entrevistas - » En cambio  las culturas  Originarias (las devastadas por la Conquista) poseían Ritos de Pasaje. Tanto para los varones  cómo para las mujeres y para los distintos estadios de la vida. Y el ritual más importante, para la comunidad y para las personas era el ritual de la primera menstruación de la joven…Esto no solo significaba una nueva potencial madre, sino, y mas que nada, una nueva adulta con todas sus posibilidades a desarrollar.

El Rito de pasaje de la Primera Menstruación era el espacio y el tiempo en el que la joven era instruida por sus Ancestras en las Artes y  Metafísica femenina, era el momento en el que se le  presentaban a las Diosas de su comunidad,  y se le daba un valor positivo y sagrado el convertirse en Mujer.

El primer Propósito de LA RUEDA PÚRPURA  es ese mismo: devolverle al ciclo menstrual y a cada momento vital (y a todos los procesos biológicos/psíquicos/energéticos y espirituales del cuerpo femenino) su valor positivo y sagrado, actualizado y resignificado en la cultura en la que vivimos hoy, para las mujeres de hoy en día. Ver índice de Entrevistas Para más información visite Saber Más  - ¿Cómo y dónde te nació la necesidad de trabajar con la mujer?
- En lo personal surgió de la necesidad de sanar un profundo dolor: mi propia Herida Femenina: que cala hondo, que atraviesa el cuerpo, la psique y la mente, la energía, el espíritu y el alma, que incluye, por supuesto, las relaciones.

Me dediqué al Teatro durante 22 años y un día comencé a aburrirme… podría parecer una crisis de vocación y en algún sentido lo fue…pero en  lo profundo se estaba produciendo una honda transformación espiritual. Al sumergirme en ella, La Diosa trabajó enviándome información para sanarlo. Y así fue como todo lo que había hecho en mi vida cobró un sentido nuevo. Era como un océano que estaba migrando hacia un desierto, esa era mi vivencia. Todo lo que sabía se estaba reconfigurando, armando un nuevo dibujo, para conocer y sanar esa Herida

Las herramientas  surgían de visiones, sueños, intuiciones, luego llegaron  los libros, las personas, las palabras justas, todo se ordenaba, y recreaba en lo que luego se llamó La Rueda Púrpura, para sanar Lo Femenino Sagrado Herido.

- ¿Qué vienes a presentar en Barcelona y en Mallorca este Enero?
- Vengo a coordinar tres bloques de LA RUEDA PÚRPURA, de dos jornadas de seis horas cada uno. En la primera daré la Instrucción Básica y en la segunda jornada haremos profundas sanaciones. Vengo a compartir  una experiencia transformadora. Podrás aprender a beneficiarte de tus ciclos menstruales, a descubrir su belleza, a aprovecharlos y dejarás de padecerlos o de ser indiferente a ellos. Te sentirás autorizada y responsable de tu cuerpo, emociones y  energía. Contactarás con los valores genuinos femeninos. Recibirás información sobre tus ciclos, y portales iniciáticos de tu vida como mujer: menarquía, iniciación sexual, maternidad, ciclicidad regular y menopausia. Aprenderás a trabajar con, no contra tu naturaleza femenina y ya no necesitarás controlarla con medicamentos. El conocimiento de tus ciclos vitales reducirá el malestar alrededor de tu sangrado y te permitirá tomar con autoridad el gran reto que es enfrentar cualquiera de los portales iniciáticos femeninos. El inconveniente de menstruar se convertirá en una celebración que te abrirá las puertas  hacia tu propia sabiduría. Te dará la opción de comprender (en otras  mujeres, más jóvenes o más maduras) que la experiencia subjetiva  femenina es  saludable no patológica. Experimentarás la renovación cíclica en tu cuerpo, mente, emociones, energía, espíritu y alma. La Rueda Púrpura te propone un contacto profundo con tu ser femenino, con el reconocimiento del significado profundo de tu sangrado. Cambiará tu punto de vista sobre vos misma y sobre todas las mujeres.

Aparte, ofreceré a la venta el libro “LA RUEDA PÚRPURA- Taller de Conocimiento Femenino” y los frutos de dos compañeras más: Libros digitales de Analía Bernardo y el Oráculo de la Mujer Sagrada de Mónica Glúsman.

-Danos una explicación de la filosofía que rodea este trabajo
- Mas que de Filosofía voy a hablar de la Cosmovisión. Y esta Cosmovisión es la que sustenta y apoya todo el taller.
En la Cosmovisión de la Diosa, ELLA es inmanente y trascendente. A lo largo de la historia de la Humanidad se le ha dado representaciones más o menos figurativas para poder representar SU energía que es abstracta…
Desde las corrientes mas psicológicas se las nombra como Arquetipos Femeninos, Desde lo  Teológico, mejor dicho, TeAlógico se la celebra en la Naturaleza y cómo la Creadora de Todo y también ELLA es Lo Creado. Podemos ver muchas coincidencias con las cosmovisiones aborígenes y originarias, tanto europeas, Célticas o Americanas, por ejemplo. También se la representa en la Diosa Luna y esto se une al ciclo Lunar Menstrual.  Pero eso es lo que transmito en el taller… justamente! Jajajaja!

-¿Para quién está especialmente indicado, qué tipo de mujer es la que acude a tus cursos? ¿Qué encuentra?
-Para las que quieran reconciliarse con el hecho de serlo, a las que han sentido que se pierden algo,  Para las que sienten decepción por no ser hombres, para las que olvidaron o desconocen su Propio Poder, para las que solo pueden hacer lo que les apasiona a escondidas, o que imaginan que sólo siendo hombres pueden triunfar; para las que  padecen dolores menstruales, los partos, la menopausia, y mujeres que temen que las anomalías en sus pechos y/o  útero solo pueden ser solucionados mediante la mutilación....para las  que quieren trascender sus propias limitaciones y acceder a una mirada positiva sobre la ciclicidad femenina y sus portales iniciáticos;  Es para las que de una o de todas las maneras sienten que menstruar y ser mujer es una “maldición” y desean cambiarlo. También lo es para aquellas “que ni se dan cuenta de que son mujeres”, aquellas que dicen que la desigualdad y los efectos de la dominación no las afectan. Es para las ejecutivas de las empresas que “deben” renunciar a su verdadera naturaleza. Lo es también para las mujeres sin útero que la Ciencia Médica ha pretendido curar y que solo ha mutilado, para la madre hastiada y dolorida por no poder encontrar a otras en su misma situación para ayudar y recibir ayuda. Es para la esposa aturdida de tedio y sin sentido que no puede experimentar una renovación. Es para la que está desconectada de la voz  profunda femenina.
Es para la que ha dejado de sangrar y que debe enfrentarse a su menopausia, el último portal iniciático femenino, sin saber siquiera qué le ha pasado al llegar hasta allí.
Es para la madre de la niña que atraviesa la menarquía y que recibe la oportunidad de mirar bajo una luz nueva toda su feminidad.

Es para las mujeres que sufren la herida profunda en la relación con sus madres o sus hijas. Para aquellas que aspiran a  volver a tejer la trama rota con su madre biológica, para las que desean celebrar la reunión con todo su árbol genealógico femenino, con la voz de "todaslasmujeres" y con la de la Gran Madre. Pero sobre todo es para las que deseen hallar sus rostros profundos que las guíen en una transformación que es personal, de género, comunitaria  y que se proyectará hacia el mundo. Es para las que sienten ''Sed del Alma'', como dice Clarissa Pinkola Esstés. -¿Alguna historia particular en la que haya sido especialmente útil?
-Una Mujer que participó varias veces  de la Rueda Púrpura tomó conciencia  que sus reiterados ataques de ira, depresiones, intentos de suicidio,  aparecían en ciertas fases de sus ciclos menstruales. Luego de la instrucción recibida y las técnicas para trabajar con ello, y gracias a su voluntad y constancia para trabajarlos,  encontró el significado de sus ataques, reconoció su necesidad de trazar límites y recuperó la autoridad para hacerlo…desaparecieron los tremendos dolores menstruales  que gritaban su furia.

Hay muchísimas historias, también están aquellas que conociendo como habían sido las instrucciones negativas recibidas  pudieron sustituirlas por instrucciones positivas y es así como el dolor y las limitaciones se convirtieron en conocimiento y Poder femenino. En definitiva, todas cantamos la misma canción.
 - ¿Un mensaje que  te sea necesario transmitir?
- En el amplio espectro de las Nuevas Espiritualidades, en las Neociencias, en la Física Cuántica mucho se habla del cambio planetario, de la llegada de una nueva conciencia y especialmente de la inclusión de LO FEMENINO como el factor de cambio, personal, social y global. Todos estamos familiarizados y muy sensibilizados por las transformaciones climáticas de nuestra Madre Tierra, de la Pachamama, de Gaia. Todos tenemos un profundo anhelo de estar en la naturaleza sintiéndonos acorralados por el mismo sistema que hemos creado. Las buscadoras espirituales salen de las religiones tradicionales buscando en las tradiciones ancestrales aborígenes, originarias, esa respuesta  que en las iglesias mayoritarias siguen sin encontrar.

Mi mensaje es: Si quieres conectarte con Lo Femenino, con la Naturaleza, con el hemisferio derecho de tu cerebro, con la ecología… El cuerpo femenino (y todos sus procesos biológicos electromagnéticos y espirituales) es La Naturaleza. Tu cuerpo es todo el Universo, es Gaia, es Pachamama. En las Sangres Femeninas está guardado el misterio. El ciclo menstrual /vital femenino, está esperando ser decodificado para aportar al torrente personal y comunitario una diferencia, una posible transformación, quizás un cambio. Si quieres conocer a La Diosa , al Rostro Femenino de La Divinidad ,  a los arquetipos femeninos ELLA habita en tu ciclo menstrual vital. Como dicen las Mujeres Medicina sudamericanas ''el remedio suele estar más cerca de lo que crees''.

Gracias Myriam, sabes que estamos deseando seguir profundizando en el conocimiento que tú nos canalizas. Prometemos a nuestras lectoras, y ¿cómo no? Lectores, nuevos reportajes y artículos sobre éste valioso trabajo integral.

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martes, 13 de noviembre de 2012





El Nacimiento de La Rueda Púrpura Myriam Wigutov Teatrista, Docente de Técnicas Corporales Instructora de Yoga y Sanadora - Sacerdotisa de la Diosa myriamwigutov@hotmail.com laruedapurpura@hotmail.com www.laruedapurpura.com.ar 4553-2575/15-5- 729 4064 Entrevista realizada por Claudia Lamata Un tibio y soleado día de Setiembre, Myriam Wigutov abrió la puerta de su casa y me recibió con una sonrisa y un cálido abrazo. Nos acomodamos en su templo, su lugar de trabajo, para dar comienzo a lo que ella denomina un encuentro. Después de varias horas, pude comprender más profundamente la naturaleza femenina, la mía y la de todas las mujeres, así como la energía femenina y la necesaria revalorización de la menstruación. Con la soltura y la gracia que caracterizan lo genuino y verdadero, Myriam supo conducirme tanto por su historia personal como por sus creaciones. Así, de esta forma, inició la charla. M/- Me presento: Myriam Wigutov de profesión, Bruja. Uso esta palabra, depreciada a partir de la inquisición, para devolverle su verdadero valor, y detectar a las personas de mentalidad escasa. Aquellos/as que preguntan “¿vos sos bruja?, pero las brujas son malas y vos no pareces demasiado mala”. A esas personas no les voy a explicar de que se trata mi tarea, en cambio a quien pregunta ¿y qué es ser bruja? Con el adecuado asombro curiosidad y respeto le contaré que: La palabra bruja que en ingles se dice witch, deviene de una bella y antiquísima palabra y práctica egipcia, “Baq”.Significa varias cosas: poder femenino, mujer de poder, mujer que conoce su poder y lo usa, mujer que conoce las palabras mágicas o de poder. O sea que bruja significa mujer empoderada. Pero en verdad mi título honorífico es Sacerdotisa de la Diosa. ¿Y qué es ser una sacerdotisa de la Diosa?, en pleno siglo XXI, preguntará el interesado... es ser una mujer que cultiva diariamente (como quien cultiva un jardín) la amistad, la relación con la ENERGÍA FEMENINA, propia, en otras en otros, en los ríos, los montes, la atmósfera, en el universo. Cultivo la relación con lo femenino para mantenerla, hacerla consciente, florecerla, quitarle la maleza de siglos de descrédito, aumentarla, dirigirla, ofrecerla, protegerla y darle rango sagrado, instalarla en la conciencia de la humanidad como un valor positivo, como un capital de la humanidad. La Energía Femenina en las religiones tradicionales y mayoritarias ha estado relegada a lugares secundarios, terciarios, ha sido devaluada, así como la mujer en la sociedad y en la cultura. Una cosa guarda proporción con la otra. Porque en el imaginario religioso actual no hay Diosas, es que las mujeres estamos en este lugar de degradación, luchando por recobrar nuestros derechos porque no tenemos mitos, no tenemos arquetipos que guíen nuestra vida, nuestro viaje del alma. Ser Sacerdotisa de la Diosa es traer nuevamente a la conciencia el caudal de lo Femenino como sagrado. También lo llamo lo femenino impersonal que está en todo, en todas y todos, es inmanente. Es lo que los chinos llaman Energía Yin, lo que trato de cultivar en mi, en vos, en nosotras, en las relaciones, en los trabajos, y cada vez que puedo. Esta ENERGÍA FEMENINA IMPERSONAL está excluida, denigrada de variadas maneras en nuestra cultura. Está ausente en el lenguaje, en nuestro pensamiento, en nuestras relaciones, en nuestra economía. Mi propósito es traer desde el fondo de nuestro inconsciente personal y de género, esa energía femenina inmortal que también vive a través de nuestros cuerpos. Volvernos conscientes de ella es mi propósito, poner palabras, acreditar esa energía y devolverle el rango sagrado. C/- ¿Lo que decís es maravilloso pero cómo lo desarrollas, cómo se ve en el afuera? M/- Lo desarrollo en varias áreas, que son aparentemente todas diferentes pero en verdad son distintas manifestaciones de cultivar la energía femenina. Soy profesora de yoga, entonces una de las cosas que hago cotidianamente es dar clases de yoga en mi casa a todo el mundo, desde la óptica de la Espiritualidad Femenina y desde la cosmogonía donde lo femenino es sagrado. Esto por supuesto se transmite mas allá de las palabras y de las prácticas, porque está en mi carne, en mi vida, en mi casa, se transmite, sucede mas allá de lo que yo diga o deje de decir. La práctica de yoga es una práctica cotidiana que la hago hace muchos años, desde este contexto como bruja. Comencé mi formación muy jovencita. C/- ¿Cómo fue esa formación? M/- Llegué al yoga ya mas de grande, inicié la carrera de TÉCNICAS CORPORALES a los diecinueve recibiéndome a lo veintitrés años. Exploré todas la TÉCNICAS CORPORALES occidentales que estaban en boga en los finales de los;’70 y comienzo de los’80, Expresión Corporal, Eutonía, Gimnasia Conciente, la técnica de Moshe Feldenkrais, psicodanza, biodanza, tai-chi y llegué al Yoga luego de haber pasado por todas estas técnicas que las exploré en mi misma y las trabajé como coordinadora de grupos habiendo elegido y sintiéndome con mucha identidad en la GIMNASIA CONCIENTE. En esos años en los que me dedicaba al trabajo corporal occidental llegué con este equipaje al yoga y dije “ Hoooooooo!!!! Aquí está el principio y el fin de todo”. Sintiendo que el yoga fue el primer sistema que codificó no solamente el trabajo corporal sino sus resultados, integrando desde el trabajo corporal, el trabajo psíquico, el trabajo emocional para llegar a la espiritualidad. También, en esos años, antes de encontrar el yoga hindú hice un entrenamiento Zen muy poderoso, tuve la buena estrella de encontrarme con mi maestro Zen, Augusto Gen’Un Alcalde Roshi, de la familia de La Nube al que siempre estaré agradecida porque me enseño, cómo él solía bromear, a limpiarme los mocos espirituales. Y también a su maestro: Robert Aitken Roshi. Un hombre, fue mi primer maestro sí, un hombre con un buen par de tetas, muy nutricio, femenino en el sentido de poder incluir la energía femenina en el orden de lo sagrado. Con él discutía bastante ¿por qué en el Zen no hay casi Kohans donde las protagonistas eran mujeres? Por eso luego salí del Zen, porque la estructura patriarcal del budismo no contenía mi indagación. Pero realmente conocí el corazón de la práctica de primera mano y esto ha marcado un surco en mi corazón, cuerpo y espíritu. Me dediqué al teatro veintidós años desde mis dieciséis, hice de todo en el teatro, desde armar las luces, hasta escribir, actuar, dirigir, enseñar, investigar. El teatro era mi identidad y haber logrado un lugar respetable y vivir de él fue cumplir mi máxima aspiración. Hacía lo que quería y sabía hacer y lo uní con el sueño de dejar la capital y vivir en las afueras. Todo estaba de maravillas...pero un día estando en la cresta de la ola de mí sueño sucedió lo inesperado: no sé porque dejó de interesarme el teatro. Tenía muchos grupos de alumnos, elencos que venían para que yo los dirigiera, estaba asociada a un grupo internacional, coordinaba un pequeño teatrito suburbano...y un día me empecé a aburrir. Traté de negar esa realidad mucho tiempo, de sobreponerme. El teatro empezó a vaciarse de sentido para mí, había renunciado muchas cosas por éste, había logrado ser la artista que quería e iba por más. Y aunque me apasiona la medicina había logrado ser la Teatrista y no la médica que debía haber sido según los mandatos familiares. Vengo de una familia de científicos: mi padre es médico cardiólogo, mi hermano cirujano y mi madre enfermera diplomada e instrumentadora quirúrgica. Mi padre estudió conmigo en su regazo desde que yo era un bebé, me llevaba a las operaciones desde que tengo uso de razón. Para mi un cerebro, un corazón latiendo, un hígado, la muerte, es algo cotidiano y esto se lo voy agradecer siempre a mi padre y a mi madre. Papá, cardiólogo resucitador, lo he visto en la danza chamánica de traer las almas a éste plano, claro que con su guardapolvo blanco y el estetoscopio, y esto lo he visto desde que nací. Investigador de la hipnosis y la sugestión... tenía cinco años, y detrás de la puerta del consultorio que estaba en casa, lo escuchaba hipnotizar a sus pacientes. He sido una buscadora de unir el cuerpo con el espíritu y con muchos aportes valiosos, no tengo un diploma de la universidad de medicina, pero le digo siempre a mi madre, finalmente soy “médica” pero del alma, vengo a completar lo que a la familia le faltaba. Me enorgullece ser bruja porque ellas han sido las primeras anatomistas, botánicas, investigadoras, buscadoras del origen de la vida y de las causas de la muerte. Las primeras creadoras de terapéuticas, de la recepción de las almas en los partos y de la despedida de las almas en las muertes. Sin estructura institucional hago eso que hacían las brujas de antaño: investigo, busco el origen, nunca me alcanza saber lo que sé, esta sed de conocimiento del origen es lo que me ha llevado hasta la morada de la Diosa. C/-- Es muy clarificador lo que relatás y lo asocio con el Ser Bruja como vos decís, pero ¿qué pasó entonces con el teatro? M/ - Empezó a aburrirme, no sabía lo que me pasaba, era como si mi cuerpo se estuviera vaciando de mi alma y no podía oponerme a esa realidad. Era un movimiento extraño, desconocido para mi, contra el que luché denodadamente. Viví una crisis vocacional en un momento en que toda mi vida giraba en torno a la práctica teatral. Hoy sé que estaba viviendo una profunda transformación. Lentamente me relajé y cedí a eso que estaba sucediendo y pude abandonarme a la idea de dejar el teatro sin morirme de hambre porque tenía el recurso del yoga. Gracias a ceder, gracias a descender, a aislarme empezó a ser conciente y creciente, el Portal Iniciático Central de la Vida, el de la Adulta Realizada (cit. Analía Bernardo) o La Madre. Antes de llegar a la maternidad, porque todavía no estaba embarazada, estaba viviendo espiritualmente un desplazamiento de mi pequeño yo, porque un alma iba a encarnar a través de mí, a quien le iba a prestar mi cuerpo para que se materializara. La Maternidad es un portal iniciático que tiene muchos subportales. Y esto ya estaba sucediendo en mi espíritu y no sabía como se llamaba y realmente me rendí ante el suceso. Leído desde otro lado, podría interpretarse como que estaba deprimida. Lo que necesitaba era tener un sábat, una pausa, introspectarme, atravesar un estado en blanco. Luego de mucho oponerme me lo permití. Y así empecé a tener visiones, sueños, comenzaron a llegar a mi personas, libros, palabras; lentamente se organizaba lo que estaba sintiendo. Daba clases de yoga y me dediqué a escucharme, a meditar, dibujaba lo que veía en mis sueños, dibujos que no entendía. Recibía mensajes, visiones, como un sueño lúcido que años después pude resignificar, pero en ese momento solo bajaba información a través de mi que no sabía cómo ni qué eran. El primer libro con que me encontré fue el de Dianne Stein, se llama Espiritualidad Femenina. Un texto que organizó y acreditó todo este evento, estaba conociendo de un modo no racional la energía femenina, mi propia Energía Femenina. Y entonces ocurrieron las primeras visiones de la Diosa. No eran muy figurativas, eran más bien abstractas, sensaciones, texturas volúmenes que barrían mucha polución mental. El caudal de Energía Femenina Impersonal no se manifestaba cómo apariciones físicas, no. Sino que tenía percepciones abstractas, volúmenes, colores, luz. Sentía que era algo muy importante que me estaba pasando y decidí hacerle espacio dentro de mí. C/- Además de las visiones, las sensaciones que tenías cuando se te aparecía, ¿cómo eran? que sentías en tu alma, en tu interior? M/- La sensación era una certeza de que la luz y la sombra coexistían trabajando a través de mí todo el tiempo. Nada cómodo. Eran ráfagas de iluminación, tomando a la iluminación como comprensión, como isigt. Como ver el ser no como la cosa idílica del Buda iluminado. No, era muy vívido, muy físico, en el cuerpo, en el mundo. La práctica de la Bruja es muy en lo mundano, muy experimental, pragmática, soy terriblemente pragmática. Es una espiritualidad pragmática, no es una espiritualidad abstracta allá en el templo, allá en el cielo, el templo es tu casa, tu vida, tu cocina, tu cama, tu hijo, tu pareja, sobre todo tu cuerpo, todo es el cuerpo de la Diosa. Por ejemplo cuando soñaba: eran transpersonales, el arquetipo de la Diosa me hablaba directamente, eran sueños de otro calibre diferente a los sueños con abundante resto diurno, durante el sueño recibía una transferencia de energética, de un poder que me colmaba y me gratificaba de una manera nueva para mí. Cuando salía del sueño estaba llena de inquietud porque no sabía lo que me había pasado, entonces el contraste era muy inquietante. Estuve viviendo en solitario esta experiencia casi dos años. Fue durísimo, pero muy interesante porque estaba aprendiendo de mi propia experiencia sin manipularla, y con la espontaneidad propia de la ausencia de dogmas. Imaginate que el teatro fue una vida sumamente gregaria, comunitaria, social, grupo, gente, público, expuesta. Esto que hice de cerrar la puerta de mi casa y meterme en la espiral de mi propio útero fue como un trabajo compensatorio de esos veintidós años, aunque ciertamente violento en su contraste. Hasta que pude acreditar esta experiencia y me auto inicié, dije bueno, yo estoy transitando mi espiritualidad, estoy conociendo a la Diosa en mi vida y esto se llama así, nadie me dio este saber de afuera, yo me lo acredité o mejor dicho le di crédito a este saber. Digo que no es nada cómodo porque mucha de mi estructura anterior, del sistema de valores se rompía para poder recibir este caudal. No era muy pacífico el fenómeno, realmente era como estar adentro de una moulinex, algo moría y algo nacía. En ese contexto quedé embarazada. Había soñado un embarazo toda mi vida, lo había buscado y nunca había quedado, creía que era estéril y quedé embarazada sin buscarlo. Me sentía muy mal, estaba incómoda y tenía unos niveles de angustia que hasta ese momento no había conocido y que no podía pilotear, estaba desbordada. Me encuentro de modo casual con un parapsicólogo que hacía sanaciones espirituales con el que trabajaba una gran amiga mía. Yo desde los quince años me psicoanalicé con la misma psicoanalista con la que hice psicoanálisis freudiano en el diván, quince años de mi vida! Y viniendo de una familia de científicos era bastante escéptica. Pero en la primer sesión de sanación sucedió algo que en quince años de análisis no había sucedido: recordé , mejor dicho reviví, que a los once años fui violada, emergiendo el dolor largamente reprimido, una herida en mi Yoni ( palabra sánscrita que designa , entre muchas mas cosas, los genitales femeninos, pero también significa Diosa) físico y no físico, olvidado, reprimido. Tapiado, bajo diez mil cerrojos, para que no asome dolor tan grande. Ese embarazo me llevó hasta la profunda Herida Femenina y allí en el corazón de ese daño emergió La Rueda Púrpura. Preguntándome hondamente ¿qué hago con este dolor? Cómo respuesta se gestó el Taller. C/- Lo siento como que además atravesaste por una sanación espiritual intensa, profunda y reveladora. M/- Si, así fue todo lo que había hecho en mi vida cobró un sentido nuevo. Era como un océano que estaba migrando hacia un desierto, esa era mi vivencia física. Todo lo que sabía se estaba reorganizando, armando otro dibujo, para entender algo que tenía que ver con lo que yo llamo en mí libro La Herida en lo Femenino Sagrado. La Herida Femenina que cala tan hondo, que atraviesa, no solamente el cuerpo, la psique y la mente sino que llega hasta el plano energético, espiritual, y el alma y que incluye, por supuesto, las relaciones. Junto con el recuerdo de la violación a los once años, vino también el recuerdo negado de un brutal castigo que recibí de manos de mi padre por haber iniciado mi vida sexual a los dieciséis años. Creo que la violación y aquel castigo, fueron los dos traumas más profundos en mi Espíritu Femenino; al meterme allí, en ese profundo dolor, La Diosa trabajó enviándome información para sanarlo. No encontraba herramientas allí afuera, entonces las tuve que inventar, vinieron todos los ayudantes, los libros, las personas, las palabras, todo convergía para que ordenara, imaginara y creara ese banquete que luego se llamó La Rueda Púrpura para sanar Lo Femenino Sagrado Herido. Cómo ya dije, esto no era nada prolijo, era inquietante. Estaba embarazada de dos “seres”, dos almas, Ulises y La Rueda Púrpura. Yo creo que el alma de Ulises me trajo La Rueda Púrpura por lo tanto estaré eternamente agradecida a él y a mi ex marido Alejandro que fue el primer ser humano y hombre al que le contaba lo que estaba viendo, sintiendo y le dio valor. Él me ayudó a no quedarme en “che, no será una locura, no me estaré volviendo loca”. Fue un muy buen compañero para ese proceso de creación doble. C/- Nacieron juntos, M/- Casi. Antes de parir a Ulises teminé de organizar el taller, llegué a las últimas semanas del embarazo con el taller diseñado casi igual que como lo hago hoy día. La rutina de La Rueda Púrpura está aumentada y enriquecida por los años de experiencia y porque yo me he transformado mucho, pero es casi la misma que había diseñado en papeles, dibujitos, esquemitas en los que se iban tejiendo toda esta información de los sueños, de los libros, de las personas y de mi propia experiencia. Al cuarto mes de nacido Ulises, hice el primer taller y desde ahí no paré. C/- ¿En qué consiste el taller? Taller Sangre Femenina – Instituto Hanna Arendt M/- El propósito de LA RUEDA PURPURA, al igual que el de LA SANGRE FEMENINA (que co-coordinamos con Analía Bernardo en el Instituto Hanna Arendt) es el mismo: devolverle al ciclo menstrual, y a todos los procesos biológicos del cuerpo femenino, su valor positivo y sagrado. Restituirles el valor de portales iniciáticos espirituales. No dejarlos solamente en sucesos orgánicos, sino redimensionarlos en todo su espectro: como seres totales, materia cóncava, vasijas rojas que se llenan y vacían con cada luna, que sangran sin morir. Cada uno de estos portales iniciáticos nos dotan de un conocimiento transpersonal y espiritual que no solamente nosotras necesitamos, también la comunidad. La humanidad está enferma de falta de amor, y las mujeres somos usinas de amor. En cada portal iniciático que una mujer atraviesa recibe información, herramientas, caudal de amor. No el amor rosa de Hollywood, sino ese amor que crea que disuelve, que mata y que da vida, como el trabajo ecológico de la madre tierra. Como el trabajo ecológico de nuestros úteros que crea para crear y disuelve su propia creación, entonces el valor disolutorio de la energía femenina es tan importante como el de creación. Solo que estamos silenciadas hace ,nada mas ni nada menos, que seis o diez mil años de cultura jerárquica, androcéntrica, o mas popularmente llamado patriarcado. Pero a mi me gusta mas pensar en la palabra androcentrismo que es el gobierno de la energía masculina, cuyo mayor exponente es la guerra. La llegada del concepto de El Dios Padre, Zeus, instala en el conciente y en el imaginario religioso la ética, moralidad y cosmovisión del guerrero conquistador. Yo cultivo la Energía Femenina para nutrir los valores de creación y disolución natural de las leyes universales. La Diosa no es una abstracción, una señora gorda que está en el cielo. La Diosa está acá, en la luz de ese velador, en el agua de esa canilla, en esa hornalla, trabaja todo el tiempo. Es inmanente, le damos representación por ejemplo con figuras de la Pachamama, para poder focalizar, direccionar y cargar de sentido, un concepto y una vivencia de ésa “energía”: para que esa idea no se disperse. Volvernos conciente de esto, cultivar el vínculo, esa amistad, como quien cultiva cualquier otra relación, honrarla, dedicarle tiempo...eso es lo que hace una sacerdotisa de la diosa, disponerse a labrar Lo Femenino que circula en todo y en cada cosa. Mi trabajo como Bruja-Sacerdotisa de la Diosa se desarrolla como maestra de yoga, como coordinadora de La Rueda Púrpura, para todas las mujeres, las que tienen aspiraciones espirituales y las que no. Es muy positivo para las que tienen su interés en el aspecto físico, psicológico o emocional. Y para aquellas que tienen ganas de pegar un salto hacia otros planos de su ser también está muy bien. Para las mujeres que no tienen ganas de participar en un grupo y prefieren trabajar La Rueda Púrpura en forma individual, entonces hago lo que llamo, un poco haciendo broma pero no tanto, Brujería Clínica. C/- Muy interesante e impactante, ¿de qué trata la Brujería Clínica? M/- Son sesiones individuales en donde trabajo con técnicas tradicionales mujeriles desde la cosmogonía de lo Femenino Sagrado para todas aquella personas que tienen algún sufrimiento. Utilizo las herramientas ancestrales femeninas, ese poder del que hablamos al comienzo de la entrevista, el de las palabras mágicas, de los rituales, de las ceremonias, de esta conexión con lo espiritual que las mujeres hemos cultivado a lo largo de la historia y que el judeo-cristianismo ha borrado del campo espiritual. Es un propósito para mí y para Analía Bernardo volver a traer al conciente estas herramientas, por eso trabajamos tanto con la Arqueomitología. Queremos darle rango de ciencia a nuestro trabajo, de una “otra ciencia” no jerárquica, no institucional. Volviendo a una pregunta que me hiciste mas arriba acerca de mi formación: Luego de esos años en solitario encontré con dos mujeres Claudia Vicco y Adriana Achillini, que tenían lo que ellas llamaban Escuela De Sacerdotisas de la Diosa y que editaban una revista: “El Caldero”. Ellas fueron mis iniciadoras formales, y fue a través de ellas que conocí a todas las mujeres de la Diosa que están o estaban trabajando en Buenos Aires a principio de las ’90, incluso a Ethel Morgan. Con Claudia y Adriana hice una experiencia de dos años que para mi fue importante y rica. C/- ¿En que consistió? M/- Ellas intentaban una escuela de Sacerdotisa De La Diosa, un experimento del que aprendí mucho. Intentaban que transitáramos por la experiencia, la vivencia, de lo que ellas habían organizado de sus propias experiencias y su estudio del Oficio. Éramos muy pocas alumnas, empezamos tres luego fuimos dos y al final se disolvió el equipo que habían formado. Claudia Vicco continúa trabajando, Adriana no. También soy maestra de Brujas, para aquellas mujeres que quieran descubrir su bruja interna, les ofrezco un espacio de entrenamiento y acompañamiento emocional. Yo no tengo una Escuela De Sacerdotisas, ni la voy a tener jamás. No me interesa institucionalizarme. Sí tuve cinco grupos de mujeres (que fueron experiencias increíblemente ricas), pero ya no trabajo más ese entrenamiento en grupos. Creo que llegué por experiencia a entender que la iniciación debe ser de boca a oídos, personal, porque necesito dedicar mucho tiempo a cada persona, al proceso de cada persona, necesito la riqueza que me permite la intimidad, el grupo otorga otra riqueza, pero siento que mi energía para los grupos debe ser dedicada totalmente en La Rueda Púrpura. C/- ¿La Rueda Púrpura en qué año nació? M/- A fines de Agosto de 1999. C/- ¿Y el Libro? M/- Se materializó el 21de Diciembre, Solsticio de Verano del 2004, tardé cuatro años en escribirlo. Yo no quería que el libro fuera un evento teórico, quería nutrirlo con la vivencia personal, con mis propios ciclos menstruales, la de coordinar el taller, la de acompañar a mujeres en las sesiones individuales y así fue! El libro tiene dos partes: el cuerpo teórico, la cosmogonía, el lugar desde donde miro la Menstruación y el Ciclo De La Vida Femenina y una segunda parte donde está la batería de técnicas que utilizo para experimentar esa ética y cosmovisión. Amén de esto, ya venía trabajando dos años antes mis propios ciclos menstruales, primero lo hice intuitivamente y luego con la información del libro de Espiritualidad Femenina de Diana Stein. Con este pude certificar mi intuición y me animé a más. Años más tarde, cuando la Rueda Púrpura ya estaba diseñada me encontré con el libro de La Luna Roja de Miranda Gray, al que viví como un regalo, que certificaba lo que yo había experimentado años antes. C/- ¿Cuál es la dinámica del taller? M/- La Rueda Púrpura es cómo un laberinto. Esto me caló hondo del Zen. El Zen tiene rutinas precisas, formas deliciosamente exactas, y descubrí una forma: entramos a una espiral para llegar a nuestro útero, y salimos de él transformadas. Comenzamos danzando, cantando, nos metemos en nuestra propia historia. Uso el arte, la pintura, la danza, el canto, la poesía me valgo de todo esto para llegar a nuestro útero. A mitad del taller hacemos un pic-nic de frutas y mate, descansamos un poco y disfrutamos de ese momento erótico, bellísimo que están todas las frutas abiertas mostrando sus semillas ,igual que las participantes, es un momento hermoso. Trabajamos con faldas y propongo que las que quieran se quiten las bragas. Así circula nuestra energía femenina que brota de nuestros genitales. Hacemos visualizaciónes, les doy información, hay tiempo para interactuar y contar historias personales, también hacer preguntas y responderlas. Todo esto termina con una enorme danza que se llama La Danza Púrpura, en donde bailamos las cuatro energías básicas del ciclo menstrual y del ciclo vital femenino, las cuatro lunas. Me enfoco en que la vivencia sea física, energética, emocional, intelectual, y por supuesto grupal. C/- ¿Cómo definirías a la Rueda Púrpura? M/- La Rueda Púrpura es un refugio lunar. Donde las mujeres primero nos volvemos concientes de que somos usinas productoras, receptoras de esta frecuencia de onda, que podemos no solo conocerla, sino usarla, administrarla, conducirla, aumentarla, diluirla, concentrarla, transitarla o reservárnosla, o las dos cosas. Que podemos adueñarnos de nuestra propia Energía Femenina. Es un laboratorio de relaciones positivas entre mujeres, por eso digo que es un hecho político también, relaciones no competitivas, relaciones no jerárquicas: es muy sanador! Es una Tienda Roja que intenta sustituir el vacío de los antiguos consejos de ancianas tribales. C/- Un último mensaje Myriam. M/- Como último mensaje te entrego un poema que escribí, y que también está en el libro- C/- Muchas Gracias Myriam. Bendición de la Sangre "Bendigo mi vagina: puerta de la vida y el placer ...Bendigo esta sangre que por esta puerta fluye porque me hace pura y me eleva hacia mundos infinitamente insospechados a donde puedo viajar sola o acompañada. ...Bendigo esta sangre porque convierte al sexo en algo especial y Sagrado. ...Bendigo esta sangre que me libera del imperativo biológico de parir, de entregarme abnegadamente a otros, Bendigo esta sangre porque me hace completamente libre, y por ella todos mis actos son para mi placer y el de los que amo... ...Bendigo esta sangre porque con ella puedo hacer Magia y Rituales... ..Bendigo esta sangre que fluye a través mío con cada luna y me hace una con todo el Universo ...Bendigo esta sangre que me invita a meditar y a salir del mundo desenfrenado y material ...Bendigo esta sangre que me invita a ver mi propio Ser, y el de todos los Seres. ...Bendigo esta sangre porque a través de mis emociones el mundo puede ver su propio rostro sensible que tanto se esmera en esconder... ...Bendigo esta sangre porque no estoy embarazada pero, gracias a ella, podré estarlo si lo decido... ...Bendigo esta sangre porque me da el trance y el Éxtasis necesario, para hacer oráculos, viajes astrales y sanar. ¡Bendigo esta sangre porque me purifica, me transforma y me libera de todos los mandatos que me han herido a mí y a todas mis hermanas y a las antepasadas a lo largo de la historia! Myriam Wigutov Del Libro "LA RUEDA PÚRPURA- Taller de Conocimiento Femenino" Ed. de la autora, 2004.

jueves, 29 de marzo de 2012

LA GRAN DIOSA

LA GRAN DIOSA
Por MARTA DILON
PAGINA 12
suplemento LAS 12
30-6-2003


La Diosa, dicen sus cultoras, no es simplemente agregar una "a" al nombre de Dios. Es revalorar los ritos antiguos –de la Edad de Bronce y de Hierro-, que consideraban al útero como dador de toda vida y a las mujeres sacerdotisas naturales de ese principio femenino, condenadas por las religiones patriarcales. Rendirle culto a la Diosa, entonces, es una práctica cultural y también una manifestación diversa del feminismo.




En el principio no era el verbo, dicen las sacerdotisas, era el útero. El huevo cósmico de donde surge toda la vida. De las aguas primordiales emergió la Diosa Origen y parió el cielo y la tierra, la pareja sagrada, los hermanos gemelos, hombre y mujer, que también son amantes, consortes, creadores como su Madre de todo lo que cambia y lo que permanece. Los antiguos la vieron como pájaro o como serpiente, con la vulva expuesta y abierta como una puerta al útero sagrado de donde todo sale y a donde todo vuelve y se regenera. Así la concibieron en distintos rincones del mundo, “fue el centro religioso y cultural de los antepasados humanos durante el Paleolítico Superior y en las culturas agrícolas del Neolítico, del 20 mil al 3 mil antes de la era cristiana, cuando se impusieron las culturas e imperios clásicos de orientación masculina y la difusión del monoteísmo del Dios Padre (judío, cristiano o islámico)”, según consta en el Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas de Torcuato Di Tella, Emecé editores. Estas comunidades –prehelénicas, precélticas, prehindúes, etc.- que adoraban a la Diosa no eran matriarcales ni patriarcales, eran matricias, porque todos asumían su origen en una Madre, pero ninguno estaba sobre el otro, no había más fuertes y más débiles porque las debilidades de uno eran la fortaleza de las otras. Y viceversa. Pero todo eso fue arrasado, oscurecido, violado como los hombres violan a las mujeres, como Zeus fuerza a Hera, la diosa del cielo, y a Europa, Asteria, Leda, Némesis y a otras mujeres, diosas y ninfas que habitarán el Olimpo bajo las reglas del todopoderoso Dios del Trueno. Lilith fue ignorada como primera esposa de Adán, hecha de barro igual que él, desterrada por haber querido ponerse encima de él durante el acto sexual. A Eva, la segunda, el Dios Padre la sacó de una costilla esperando obediencia. Y no, la malvada serpiente la tentó y la mujer fue expulsada del Edén, condenada a parir con dolor, heredando desde entonces a su descendencia el pecado original. La religión judeocristiana, tal como la conocemos, sería sólo una manifestación más del patriarcado, según las sacerdotisas y adoradoras de la Diosa. Una manifestación poderosísima a la luz del modo en que se ha impregnado en el imaginario colectivo. Para ellas, la serpiente, lejos de ser malvada, es una Diosa dadora de conocimiento. Las brujas, asesinadas brutalmente durante siglos, no son más que chamanas, hijas de la Diosa como todas las mujeres y los hombres aunque ellas comprenden mejor de qué se trata el ciclo de la vida, porque en su cuerpo algo renace y algo muere mes a mes. Entonces el culto a la Diosa no sería más que una vuelta al origen. Una vuelta al cuerpo, a descubrir en el cuerpo de las mujeres el secreto de lo sagrado, la generación de la vida. En definitiva, según los recientes descubrimientos de la genetista Rebecca Cahn, confirmados y ampliados por científicos de la Universidad de Stanford, el primer humano fue mujer –sólo tenía cromosomas X–, habitó en África y antecede en 80 mil años a los Homo Sapiens.



Feminismo espiritual
En un principio hubo mujeres que quisieron pensar a la Iglesia desde una perspectiva de género, o feminista, que era la palabra que se usaba en los ‘70. Así lo relata una de las principales teóricas nacionales del culto a la Diosa, Ethel Morgan. “La visión androcéntrica no respondía a las necesidades espirituales de las mujeres, por eso hubo teólogas que empezaron a investigar en la historia de las religiones y lo primero que hicieron fue revalorizar a las brujas.” Muchas se apartaron entonces del cristianismo y se entregaron de lleno a los ritos paganos que no eran otra cosa que religiones sojuzgadas por el patriarcado. “Hubo que reinventar a la Diosa, reformular las ‘leyes naturales’ que en realidad violaron a la naturaleza. Así nace la tealogía –de tea, tia o theia, La Divina, titana solar preolímpica, hija de la Diosa Creadora–, largamente definida por Morgan en el Diccionario de ciencias políticas y sociales. “Durante el siglo XX, arqueólogas e investigadoras en diferentes campos –escribe Morgan– vienen desarrollando la tealogía, respondiendo a la necesidad de la mujer de recuperar su arquetipo sagrado como parte de la identidad femenina que colabore en la superación de los estereotipos de orientación patriarcal.” Jane Ellen Harrison, Marija Gimbutas, Barbara Walker, Mónica Sjöö, entre muchas otras, son las que han aportado para conformar este movimiento reivindicado como feminismo espiritual, “que reconoce y celebra tanto los derechos de las mujeres como sus poderes sagrados y espirituales”. De lo que se trata es de recuperar una cosmología en la que poder identificarse para reconocerse también parte activa de lo sagrado y no como mera costilla, pecadora o impura, proscripta de los estudios divinos. “Si sólo contás con un arquetipo –como modelo sagrado más antiguo– de un Dios solo, vengativo, que niega todo lo demás, que modela al hombre a su imagen y semejanza pero saca a la mujer de su costilla, estás creando también un modelo económico, social y político. Y por eso también las mujeres nos sentimos una porquería durante tanto tiempo”, dice Analía Bernardo, periodista y escritora. Si la religión patriarcal sentencia al cuerpo de las mujeres al dolor, las feligresas de la Diosa lo recuperan como una herramienta para conectarse con lo divino. Las mujeres son hijas de la Diosa pero también son ella misma, así lo dice Sandra Román, sacerdotisa de la Diosa iniciada en Glastonbury según los mitos célticos, de donde provienen buena parte de los rituales y la cosmología de la Diosa. De hecho fue en Irlanda donde se han encontrado cientos de figuras de diosas femeninas con sus vulvas expuestas. “Las mujeres tenemos el útero y ahí es donde se gesta la vida; los hombres también pueden participar del culto a la Diosa, sólo que les cuesta más entenderlo porque no viven como nosotras el ciclo vital”, agrega. “A partir de la percepción de los principios biológicos, del propio cuerpo –completa Bernardo–, hay una conciencia que se desarrolla”. ¿Entonces los hombres, por carecer de útero, por no vivir en su cuerpo el ciclo que empieza y termina cada mes, serían inferiores? De ninguna manera, sólo son diferentes. “Superior e inferior –aclara Román– son principios del patriarcado.”

Cartas del tarot Madre Paz, usado por muchas de las sacerdotizas de la Diosa a modo de oráculo.

La imágenes corresponden a distintas manifestaciones de la triple diosa.
Imágenes de sheela na gigs, diosa femenina orgullosa de su vulva, erigidas en la entrada de muchos templos medievales en Irlanda e Inglaterra.



El círculo
El mundo se representa como un círculo; el ciclo de la agricultura es circular, igual que el ciclo de la luna y el ciclo menstrual. Las que adoran a la Diosa también integran un círculo. “Creemos que hay momentos de luz y de oscuridad, pero no como luz buena y oscuridad mala. Lo oscuro se integra dentro de nosotras como la vida y la muerte. Es como la naturaleza; existen el otoño, el invierno, la primavera y el verano. La Diosa y su consorte son una pareja sagrada. Es así en toda la religión pagana –explica Adriana Gómez, sacerdotisa de la Diosa–, salvo que ella es dadora de vida. No hay dicotomía porque están todos los momentos y las figuras integradas. Creemos en una composición cíclica como el yin y el yang y ninguno puede estar sin el otro.” Como una serpiente que se come la cola, como la representación del tiempo en un reloj, de círculo se habla cuando se reúnen las mujeres a adorar a la Diosa, en círculo sehacen los rituales y ese círculo no tiene que dejar huecos porque si no la energía se escapa. Así como se sentaban los indios para sus ceremonias, los chamanes para contar sus historias y los nietos en torno del abuelo o de la abuela. Las sacerdotisas no son superiores a las iniciadas, en todo caso, sus hermanas mayores. “Ninguna es jefa –cuenta Román–; ninguna no sabe.” Lo que hay y lo que falta son parte del círculo y de la abundancia y la restricción se puede aprender. “El círculo borra las jerarquías, exige lugar para el consenso y para el disenso.” La Diosa es una y son muchas, es la Pachamama de los diaguitas argentinos, la Sirena del Paraná, la Diosa madre de los mapuches, la luz mala de los huesos y la Vieja vestida de novia que habita La Pampa. La Jaguar de los Andes y del Amazonas y también Ixchel, la diosa luna de los mayas, y Sheela na’ gir en Irlanda. La diversidad se celebra porque cada diosa tiene un atributo y hoy se puede ser una pero mañana otra, así como se es joven pero también llegará la vejez con su sabiduría.



La Triple Diosa
La Diosa es una y son tres, como los ciclos de la luna. La doncella –el cuarto creciente– “tiene la fuerza de la primavera, trabaja con la autoestima, es independiente”, dice Adriana Gómez. Esta Diosa rige la primera fase del ciclo menstrual, el que empieza cuando se va el sangrado. Es virgen no porque no tenga relaciones sexuales, sino porque celebra la libertad sexual sin quedar embarazada. La que sigue es la madre, la mujer madura, la que puede procrear, hijos o ideas, es el verano, la época de la cosecha, rige el momento de la ovulación. La tercera es la anciana, la vieja sabia, la que también celebra la sexualidad, rige el período previo a la menstruación y también la menopausia. “Es la que tiene la visión oracular, la que enseña cómo atravesar las etapas que ella ya ha vivido con sabiduría –continúa Gómez–. Es lo contrario a lo que plantea el patriarcado, que la mujer madura ya no sirve más y por eso se ponen tetas, se cortan, se sacan, se arreglan.” En la mayoría de las culturas antiguas aparece una diosa triforme, incluso Analía Bernardo la descubrió en las mamushkas rusas, esas muñecas que entran una dentro de otra: “Una de las trinidades más antiguas de la mitología rusa procede de Siberia. Es la diosa Umai y sus dos hijas que los nativos de la región identifican con los montes Altai. Un lugar donde pervive el chamanismo de origen femenino más antiguo del planeta y que las violentas prédicas cristiana, islámica y soviética atea no lograron eliminar del todo”. Hay un cuarto arquetipo, que representa la luna nueva, el invierno y el momento de la menstruación: es la diosa oscura, la de la muerte que es también la resurrección, la transformación, el pasaje de un estado a otro. Todas tienen su consorte, no como marido sino como amante, amoroso y dedicado, hermano y pareja. Pachamama tiene a Illapa; Isis tiene a Osiris –y también a su hermana gemela, Neftis, la oscura, la de las profundidades de la tierra–; Ishtar, la diosa babilónica del cielo y la tierra fértil, a Ereshkigal. Algunas, las creadoras, han parido a su consorte, como Kali a Vishnú. El goce del sexo, el orgasmo son modos de iluminar la conciencia y expandir la energía –aun cuando la actividad sexual sea en soledad– y no está atada a la reproducción. “El conocimiento de las plantas anticonceptivas como la artemisa era un saber que pasaba de una generación de mujeres a la siguiente sin intervención de los varones, aun en los primeros meses sin sangrado –explica Bernardo–, y los que participaban del chamanismo de la Madre Tierra aprendían de las mujeres chamanas a usar esas hierbas en beneficio de las mujeres. El Dios de los católicos que prohíbe a través de sus obispos y sacerdotes el acceso a la anticoncepción es, desde la perspectiva sagrada, una deidad entre muchas otras.” Y cada una puede elegir a quién rendirle culto.



La sangre
La sangre menstrual es la única que el cuerpo expulsa sin ningún acto de crueldad previa, sin más heridas que la necesaria para que el ciclo vuelva a empezar. Esta sangre es sagrada para quienes adoran a la Diosa y por eso se la ofrendan. Según las tradiciones celtas que Sandra Román rescata, el Grial no es más que el recipiente en el que se recoge y entrega la sangre de las mujeres que menstrúan. Es un período de profunda sensibilidad en el que las mujeres están más perceptivas que nunca, ideal para consultar oráculos y confiar en las visiones y la intuición, un don sobre todo femenino. “Ritualmente la tierra pide sangre y se la das, y la Madre Tierra te devuelve energía a través de la vulva”, dice Román y es por eso que antiguamente las mujeres celtas danzaban desnudas sobre los campos sembrados para fertilizarlos. Y también para recibir su energía. Para las cultoras urbanas del feminismo espiritual, esta práctica es al menos complicada. Se puede realizar sobre macetas, sobre todo sobre aquellas plantas que necesiten vitalidad. “Yo trato de transmitir la recolección del sangrado –dice Miriam Wigutov–. Trato de transmitir de una manera ecológica el fenómeno de sangrar. Las toallitas son lo más antiecológico que existe para el planeta y para nuestro cuerpo porque tienen blanqueadores que te dejan la vagina destruida. A la recolección se le puede dar varios usos. Hay uno mágico: el de las brujas. Y otro convencional: como ofrenda para regar, para las piedras de poder, para trabajar en la sanación. También recomiendo escucharse, sentarse a tomar un té con el propio útero. Allí hay un secreto que cada una puede empezar a recordar: cuál es mi tradición, cuál mi árbol genealógico. Me importa que la mayor cantidad de mujeres posible pueda conocer esta manera de pensar el ciclo femenino. Porque así estás en otra posición, más valorada, más sagrada. Y aumenta tu poder para conectarte con el mundo de lo invisible.” Analía Bernardo también propone la recolección, usando algodones que después se mojan y se exprimen en un frasco. Más tarde se entierra el contenido en alguna plaza o parque haciendo un hoyo al pie de un árbol, cubriéndolo después con tierra y hojas para no llamar la atención. Y además sugiere una invocación sencilla para “este ritual de comunión regeneradora con la Pachamama y con nosotras mismas: Esta es la sangre que promete renovación/ ésta es la sangre que promete sostén/ ésta es la sangre que promete vida”.



Las brujas
Despreciadas, temidas, quemadas en la hoguera, feas como monstruos, llenas de verrugas y volando en escobas, eso fue lo que quedó de las brujas en el imaginario colectivo. Mujeres que rinden culto a la Diosa –o las diosas– reivindican y rescatan como principales víctimas de la violencia del patriarcado. Brujas son todas las que reconocen los poderes que se suponen propios del género o al menos más desarrollados como la intuición, la sensibilidad, la capacidad de nutrir, de curar, de transitar entre el mundo de lo visible y lo invisible. Carlos Castaneda también reconoce el poder de las mujeres “para colapsar los parámetros de la percepción ordinaria, para ampliar lo perceptible”. Y el útero tiene un papel fundamental en este modo de la percepción, por eso las brujas, según Castaneda y según las feligresas de la Diosa, entrenan su vientre como un órgano de conocimiento. Como tales las brujas y sacerdotisas –que en definitiva son lo mismo– manejan las hierbas y los elementos necesarios para curar, fertilizar o consultar oráculos. La única regla a la que obedecen en los círculos de la Diosa es “haz lo que quieras pero no perjudiques a nadie”. Porque además, como la vida es un círculo, todo lo que una provoca o da vuelve. Y ninguna bruja que se precie quiere que le devuelvan maldades. “Todas las mujeres tenemos un modo particular de usar el cerebro, podemos atender el teléfono, trabajar y atender a los niños, escribir y lavar la ropa. Podemos ser madre y padre, como la Diosa Creadora. Podemos usar los dos hemisferios, pero la diferencia entre una mujer que hace todo eso y además sabe quién llama antes de atender elteléfono es que la bruja hace todo naturalmente –explica Wigutov–. El antiguo arte saca afuera tu diamante y hace que brille, de eso se trata el entrenamiento. Una bruja puede utilizar su potencial de un modo consciente y deliberado con el objetivo de ligar los dos mundos.” Hécate es una de las manifestaciones de la diosa anciana y es, a la vez, la madre de las brujas. Igual que Lilith, la otra, la condenada a la oscuridad, que rige la sensualidad, el poder de atracción. “En mi familia hay una bruja por generación –dice Adriana Gómez–, pero yo soy diferente porque ellas invocaban a la Virgen María para curar. Yo me hice hija de la Diosa. Hoy ser una bruja significa ser rebelde, como las mujeres que se opusieron al sistema desde distintos lugares. Ellas fueron las herederas de una sabiduría ancestral. Eran las otras. Por eso querían desterrarlas y matarlas. Nunca se supo cuántas mujeres murieron en la hoguera por la Inquisición, pero se estima que entre tres y nueve millones. Hoy significa hacerte cargo de tu propio poder, decir que no cuando lo tenés que hacer, defender a tus hermanas, defender la tier

Ayúdate a ti misma
El culto a la Diosa no es una religión, porque religión remite a estructuras verticales y dogmáticas. Es una práctica espiritual para algunas, es una forma del feminismo cultural para otras. Y es también una herramienta de autoayuda y ésa es su manifestación más expandida. “Trabajar con los arquetipos de las Diosas ayuda a recomponer tu mundo interno, a evitar las situaciones depredadoras. Conociendo los mitos sagrados femeninos, las mujeres pueden reconocerse y empoderarse”, dice Bernardo. Se trata simplemente de reconocer lo sagrado en el propio cuerpo, de redescubrir sus capacidades y convertirlo en un lugar de placer, “al contrario de lo que proponen las religiones tradicionales que te exigen abandonarlo, salir de él porque su goce es pecaminoso”, dice Román. “Encontrarse con la Diosa –dice Adriana– es como volver a casa.” Y en ese lugar es fácil sentirse seguras.
Marta Dillón.